¿QUÉ ES UN AGUJERO NEGRO?
Un agujero negro es un objeto en el universo con una
extraordinaria densidad cuyo campo gravitatorio es tan fuerte que ningún rayo
de luz puede escapar de sus proximidades. El nombre de “agujero” se debe a que
es una región prácticamente vacía, con toda su masa concentrada en un punto
central y lo de “negro” alude a que ni siquiera la luz puede escapar de su confinamiento
gravitatorio, de la misma manera como nosotros no podemos brincar y con ese
impulso alcanzar la Luna.
Cuando una estrella masiva explota como supernova,
su residuo forma una estrella de neutrones, si su masa esta entre 1.5 y 3 masas
solares. Pero si su masa es superior a tres masas solares, la estrella se sigue
colapsando, esto es, se derrumba hacia su centro, se contrae por obra de su
propia gravedad hasta formar un agujero negro. Por lo tanto, un agujero negro
es el resultado final del colapso gravitatorio de una estrella de gran masa.
Al encogerse la estrella, el campo gravitatorio de
su superficie será más fuerte y la velocidad de escape ascenderá a los
trescientos mil kilómetros por segundo, que es la velocidad de la luz. A partir
de ese momento, la luz emitida por esa estrella no podrá escapar al infinito
porque será retenida por el campo gravitatorio.
Los agujeros negros son extremadamente densos. Para
darles una idea haremos esta comparación: el sol, el cual tiene un diámetro
aproximado de un millón cuatrocientos mil kilómetros, para formar un agujero
negro se tendría que contraer o apretar su masa a una esfera tan solo de seis
kilómetros de diámetro. Algunos teóricos
creen que el material en un agujero negro está comprimido a un punto singular
de densidad llamado una singularidad.
Los agujeros negros, por definición no son
directamente detectables, pues no emiten luz ni radiación detectable alguna.
Sin embargo pueden ser inferidos indirectamente, como otros muchos objetos
descubiertos por la ciencia, por los efectos que producen en su entorno.
Se piensa que estos objetos residen en el centro de
muchas galaxias, incluyendo la nuestra, la Vía Láctea. En ella el movimiento de algunas
estrellas parece indicar un agujero negro en el núcleo ¡con una masa aproximada
de 2,600 000 masas solares o también 865,800 millones de veces la masa de
nuestra Tierra! ¿Increíble, no?
El estudio de los agujeros negros construye un caso
extraordinario de lo inobservable, en que la teoría ha ido siempre por delante
de la imposible observación, aunque en los últimos años se acumula la evidencia
indirecta de su existencia.
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