VIAJES EN EL TIEMPO
Héctor H. Hernández H.
Héctor H. Hernández H.
Todos
hemos visto esta escena alguna vez: un niño, un científico (loco generalmente)
o por un efecto de magia se tiene acceso a una máquina del tiempo, se suben a
ella, le mueven a unos controles para decidir la fecha a la que se dirigirán,
le aprietan un botón (o aceleran su auto a gran velocidad) y voila, están ahí.
Practicamente
desde que tenemos conciencia nos intriga la idea de viajar en el tiempo y,
aceptémoslo, cambiar tal vez nuestro propio destino o de lo que nos rodea para
nuestro beneficio (¿recuerdan esa novia o novio que dejamos ir por una
tontería?). Bien, pues resulta que la física nos dice que el viaje en el tiempo
es posible, al menos teóricamente, pero, ¿cómo?
Me
apena decirlo pero no es posible que un ser humano viaje en el tiempo, y no es
por discriminación o algo semejante, sino que cualquiera de nosotros está
formado por un número muy grande de partículas, llámense átomos, moléculas,
células, etc. El chiste es que tenemos una cantidad muy grande de partículas y
esto hace que nuestra masa sea muy grande (grande comparada con la de un átomo,
por ejemplo) y ése es uno de los ingredientes principales para poder viajar en
el tiempo: la masa.
Pero
vayamos por partes, ¿cómo se puede viajar en el tiempo y cómo esto depende de
la masa de quien quiera viajar? Tratemos de explicarlo por partes.
La
explicación de cómo y por qué es posible viajar en el tiempo nos la proporciona
una idea que Albert Einstein tuvo hace mas de 100 años llamada la relatividad;
me atrevo a considerar que todos hemos oído alguna vez de este famoso
científico y que por lo mismo no requiere mayor presentación. Veamos que dice
esa idea.
Einstein
decía que no existe algo que se mueva más rápido que la luz, que es más o menos
300 mil kilómetros por segundo (pensemos que un auto de carreras de fórmula 1
viaja, cuando puede, a 300 kilómetros por hora, mil veces eso son 300 mil
kilómetros por hora, y 3600 veces eso sería la rapidez de la luz). La luz no tiene masa, de ahí que puede viajar
con esa rapidez, cualquier cosa con masa necesitaría una cantidad infinita de
energía para lograr acelerarse hasta esa velocidad (eso es más o menos fácil de
creer: tomen su auto y acelérenlo hasta que logre ir tan rápido como un auto de
F1 y vean cuánta gasolina se gastaron en esa empresa; ahora imagínense seguir
acelerándolo para aumentar su rapidez 1000 veces y así sucesivamente).
¿Todo
bien hasta aquí? Recordemos: la máxima velocidad posible en el Universo es la
de la luz. Ahora, una consecuencia de esa velocidad límite es que las cosas se
ven distintas cuanto más rápido vamos. Si vamos por la carretera en el camión o
en el auto vemos las líneas blancas que separan los carriles, cuando empezamos
a movernos vemos que las líneas están separadas a cierta distancia, sin embargo
entre más rápido vayamos las líneas se ven cada vez más juntas (recuerden, no
es que estén más juntas, es nuestra
percepción debido a nuestra velocidad). Si seguimos acelerando llegaremos a un punto
en que veremos que las líneas forman una raya blanca continua, o bien, como si
las rayas no se movieran. Más aún, si vamos suficientemente rápido sería
posible que regresaramos al punto de partida en un instante muy pequeño,
¡pareciendo que no nos movimos para nada! Eso, claro está, nunca pasaría en el
periférico de la ciudad de México, así que habría que hacer el experimento en otro
lado. Pues bien, esta idea de que no nos movimos del punto de partida y sin
embargo recorrimos grandes distancias es lo que se llama la dilatación del
tiempo o contracción de espacio, da la impresión de que entre más rápido
vayamos nuestro tiempo transcurre cada vez más lento o que las distancias se
hacen cada vez más cortas, ¿cierto? ¿Y qué pasa si logramos alcanzar la
velocidad de la luz? ¡Pues nuestro tiempo se detiene! Esto es, no
envejeceríamos, y podríamos viajar de un lado a otro sin que transcurriera
tiempo en ello.
¿Ya
se imaginan a dónde vamos? Exacto, ¿y si pudiéramos ir más rápido que la luz?
La respuesta es clara: ¡iríamos hacia atrás en el tiempo! Pero ¿qué no dijimos
que no es posible que lago viaje más rápido que la luz, excepto la luz? Ahí
está el detalle, lograr que un objeto viaje más rápido que la velocidad de la
luz. De hecho existen experimentos donde se ha logrado que algunas partículas
casi sin masa (si las hay) logren esto por fracciones de segundo, y la manera
en que los científicos saben que lo logró es porque dejan una huella en forma
de cono de luz (generalmente azul o verde). Así que si hemos logrado que algo,
al menos esta partículas chiquititas, viajen en el tiempo, toma eso Volver al futuro.
Por
esta vez dejaremos que se lleven sus pensamientos y conclusiones a la cama y lo
platiquen con la almohada, posteriormente hablaremos de otra posibilidad de
viajar en el tiempo: los agujeros negros y agujeros de gusano en el Universo,
¿suena interesante?
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